viernes, 8 de enero de 2010

historia-5

Juárez, a 200 años

Por Daniel Peláez Carmona

El 11 de mayo de 1867 en una sesión solemne, el Congreso Nacional Dominicano acordó aclamar a D. Benito Juárez García, Benemérito de la América. En su alocución el diputado Madrigal dijo que “ponía en conocimiento de la Cámara la plausible noticia recibida últimamente de que Juárez acababa de conseguir un espléndido triunfo, dando un golpe de muerte al imperio en mala hora fundado en México; que el Presidente Juárez por este hecho se hacía acreedor a los vítores de toda la América, pues que destruyendo para siempre la preponderancia de Europa en este Hemisferio, mataba cuantas esperanzas de dominio pudiera ésta abrigar en lo sucesivo; que al llamar la atención de la Cámara sobre este hecho, era con el objeto de que el Congreso Dominicano por su parte, aclamase a Juárez Benemérito de la América; que la República Dominicana estaba en aptitud para ello y podía tomar la iniciativa, dando así el ejemplo a las demás repúblicas, sus hermanas, que quisieran mostrar su simpatía por la causa de la libertad de México, a la que no dudaba debía seguirse la de toda América de uno a otro extremo..”.(tomado de Benito Juárez, José Manuel Villalpando, México, Planeta DeÁgostini, 2002 p.140)
Ayer se cumplieron 200 años del nacimiento de quien, a partir de ese acuerdo del Congreso de la República Dominicana, ha sido considerado el Benemérito de las Américas, uno de los más grandes hombres que ha dado la historia de México, cuyas ideas, propuestas y proyectos de gobierno y sobre todo su acción política en defensa de la soberanía nacional, de la República y de la Constitución de 1857, trascendieron las fronteras nacionales y su propia época histórica para instalarse en la memoria de los mexicanos y extranjeros como uno de los héroes mexicanos (más allá de la historia de bronce), esos sí verdaderos.
Con motivo del bicentenario del natalicio del primer mandatario de origen indígena en la historia de los pueblos de Iberoamérica, se decidió realizar diversos eventos de carácter oficial para conmemorar tan magno acontecimiento, aunque en algunos casos suene más a hipocresía, pues se han ofrecido pruebas suficientes que no se comulga con los principios juaristas (como el de la defensa de la soberanía, el de la no intervención, el del laicismo y la separación de la Iglesia y el Estado), pues hasta la fotografía fue retirada de algunos despachos para no tenerlo de testigo de la infausta forma de gobernar.
En todos los eventos salieron a relucir discursos rimbombantes acerca de la vida del “indio de Guelatao”, pero como suele ocurrir en estos casos, sólo son utilizados en los momentos de la fiebre por la celebración del acontecimiento, pero pronto pasan a ocupar el archivo de las cosas inútiles, pues poco se hace por refrendar las ideas y propuestas de Juárez y menos porque los mexicanos conozcamos a profundidad la vida y la obra de este insigne mexicano.
Decía José Luis Cuevas en una entrevista que le hicieron en un programa de televisión, que qué les recomendaría a los candidatos a la Presidencia de la República y parcamente respondió: “Les recomendaría que leyeran, sobre la historia y la literatura de nuestro país”. Y bueno sería que entre esas lecturas, se encontraran las obras de Benito Juérez.
En los Apuntes para mis hijos, Juárez delinea lo que opina acerca de los gobernantes: “Los gobiernos civiles no deben tener religión porque siendo su deber proteger imparcialmente la libertad que los gobernados tienen de seguir y practicar la religión que gusten adoptar, no llenarían fielmente ese deber si fueran sectarios de alguna. Este suceso fue para mí muy plausible para reformar la mala costumbre que había de que los gobernantes asistiesen hasta a las procesiones y aún a las profesiones de monjas, perdiendo el tiempo que debían emplear en trabajos útiles a la sociedad. Además, consideré que no debiendo ejercer ninguna función eclesiástica ni gobernar a nombre de la Iglesia, sino del pueblo que me había elegido, mi autoridad quedaba íntegra y perfecta, con sólo la protesta que hice ante los representantes del Estado de cumplir fielmente mi deber. De este modo evité el escándalo que se proyectó y desde entonces cesó en Oaxaca la mala costumbre de que las autoridades civiles asistiesen a las funciones eclesiásticas. A propósito de malas costumbres había otras que sólo servían para satisfacer la vanidad y la ostentación de los gobernantes como la de tener guardias de fuerza armada en sus casas y la de llevar en las funciones públicas sombreros de una forma especial. Desde que tuve el carácter de Gobernador abolí esta costumbre usando de sombrero y traje del común de los ciudadanos y viviendo en mi casa sin guardia de soldados y sin aparato de ninguna especie porque tengo la persuasión de que la respetabilidad del gobernante le viene de la ley y de su recto proceder y no de trajes ni de aparatos militares propios sólo para los reyes de teatro. Tengo el gusto de que los gobernantes de Oaxaca han seguido mi ejemplo”. (Benito Juárez, Primera edición cibernética, marzo del 2004 Captura y diseño, Chantal López y Omar Cortés, en www.antorcha.net/biblioteca_virtual
Y en su toma de protesta como gobernador de Oaxaca vuelve a enseñar a quienes quieren gobernar: “Hijo del pueblo, yo no olvidaré, por el contrario, sostendré sus derechos, , cuidaré de que se ilustre, se engrandezca y se cree un porvenir y que abandone la carrera de desorden, de los vicios y de la miseria a que lo han conducido los hombres que sólo con sus palabras se dicen sus amigos y libertadores, pero que con sus hechos son sus más crueles tiranos” (Benito Juárez, Discurso en la toma de protesta como Gobernador de Oaxaca en 1849, tomado de Benito Juárez, José Manuel Villalpando, México, Planeta DeÁgostini, 2002 p. 18)
Esas y muchas lecciones de actualidad se pueden encontrar en la vida y la obra de quien ayer cumpliría 200 años, como dice el danzón “Sí Juárez no hubiera muerto”.

Publicado el 22 de marzo de 2006

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