viernes, 8 de enero de 2010

lectura-4

Por qué insistir en la lectura
Por Daniel Peláez Carmona

Hace unos días, con motivo de la terminación de los estudios de primaria de dos de mis sobrinos, decidí regalarles una colección de seis libros de los más significativos de Julio Verne, que me encontré a un precio muy accesible en la librería Altexto de la Universidad de Colima y con ellos, les envié una carta en la que les expuse algunas reflexiones de por qué este tipo de regalo, pensando que si algo no les gusta a los niños y jóvenes de hoy es que les regalen libros y aprovecho para exponer algunas de esas ideas.
“Por este tan tradicional, como ya casi obsoleto medio, quiero hacerles llegar la justificación de por qué les obsequio este pequeño gran tesoro de la Literatura Universal y no otra cosa que quizás pudiera resultar más atractiva para dos adolescentes como ustedes.
“Una de las grandes epidemias de la humanidad entera en sus distintas sociedades- es decir, en los diferentes países- es la mediocridad y la desinformación, es decir, que en una sociedad en donde aparentemente, todo el mundo debe estar bien informado, y poseer una vasta cultura universal, porque vivimos en el mundo de la revolución cibernética y comunicacional, en el que el internet, la radio y la TV.-aunado a la telefonía digital- hacen que los mensajes fluyan en forma vertiginosa y podamos tener acceso con suma facilidad a cualquier tipo de información que debiera hacernos hombres más cultos, más preparados, profundamente humanistas en toda la extensión del significado de la palabra.
“Sin embargo, no es así, la realidad dista mucho de contar hoy con hombres- en términos genéricos- jóvenes o adultos con una amplia cultura, que conozcan de su lengua, que la manejen a la perfección, que sepan de su historia o de la historia del mundo, que dominen o cuando menos conozcan sus líneas generales, de la literatura y el arte universales, que sepan de música, de cultura global, etc., pero no, en un mundo con tanta información, seguimos teniendo jóvenes estudiantes o profesionistas carentes de cultura, en ocasiones hasta de la más elemental, sumidos en el uso y el abuso de una generalidad de espacios como el chat o la mensajería telefónica en el que su lenguaje se reduce a unas cuantas palabras que se repiten como una constante, como el “güey”, el “chido” o el “padre” o ese tipo de vocabulario “avaro” caracterizado por articulaciones cifradas como TQM, TKCH y otras que se hacen para limitar las expresiones, porque así lo exigen los costos del mensaje telefónico; o la flojera de escribir completo, como pudiera hacerse en el mensaje de correo electrónico, y que se ha generalizado como un mal hábito; parece que si continuamos en ese tenor, pronto nos vamos a comunicar como nuestros ancestros, a señas, porque nuestra juventud se va a quedar muda.
“Y si le damos por el lado de la carencia de conocimientos de la historia, o de la literatura, la depauperizacion del individuo es todavía más evidente. Los jóvenes de hoy no conocen sus orígenes, no conocen cuál ha sido el devenir histórico de la humanidad desde su desarrollo como especie en la prehistoria, pasando por las primeras formas de organización social hasta la conformación de las primeras grandes civilizaciones, como los egipcios, la Mesopotamia - El Iraq destruido de hoy -, los chinos, los fenicios, los persas, etc. que fueron primero que el mundo occidental europeo que hoy nos quieren hacer aparecer como madre de la civilización, porque ahí se desarrollaron Grecia y Roma, pero los orígenes grandiosos de la civilización están en el norte de Africa, en Medio Oriente y en el Oriente extremo.
“Poco saben de nuestra propia historia, de nuestras raíces, de las grandes culturas como la maya, la teotihuacana, la totonaca, la tolteca, la zapoteca, mixteca, tarasca o azteca que tuvieron tiempos gloriosos y manifestaciones sorprendentes, y que crearon maravillas como la pirámide de Chichén Itzá que ya lo era, pero la han oficializado en ese reciente evento cargado de mercadotecnia.
“Y si le damos por la literatura, pues también en ese terreno hay un colosal desconocimiento y mayor la falta de acceso a las obras producidas por el genio del hombre. Es decir, no sólo no han leído a los literatos y sus obras, novelas, cuentos, teatro o poesía, sino ni siquiera saben que existen. La mas grande obra de literatura de todos los tiempos Don Quijote de la Mancha, se escribió en nuestro idioma, el español y a 400 años de que fue escrita, hoy sigue siendo la mas grande. Otra de las expresiones literarias más grandes de la historia, La Biblia, tanto en el antiguo como en el Nuevo Testamento, que hace muchos siglos fue confeccionada, hoy sigue siendo fuente inagotable de enseñanza, de metáforas y demás figuras que nos llevan a reflexionar y a tratar de entender con su lectura a los hombres, sus vicios y sus virtudes. Así como estos dos grandes ejemplos existen miles, millones de obras de literatura escritas en todos los idiomas y de esas a cuántas hemos accedido.
“Yo les he preguntado a egresados de profesional cuántos libros completos han leído y les sobran dedos de una mano. Si les preguntas si conocen la Ilíada, La Odisea, EL Mahbarata y el Ramayana, El Popol Vuh, las Mil y una noches, expresiones de la literatura antigua o si alguna vez han oído hablar de Miguel de Cervantes, de Erasmo de Rotterdam, de Nicolás Maquiavelo, de San Agustín de Hipona o Santo Tomas de Aquino, de William Shallespeare o si han leído sus obras, la respuesta casi siempre es negativa o un sepulcral silencio.
“Bueno, para no ir tan lejos, les pregunto, conocen a Alfonso Reyes, a Juan Rulfo, a Octavio Paz, a Ramón López Velarde, a Juan José Arreola o Amado Nervo, por mencionar unos ejemplos de los escritores mexicanos y la respuesta es ídem.
“Y ya no pueden decir que no pueden leer porque no pueden comprar los libros, cuando existen decenas de bibliotecas virtuales que ofrecen textos gratuitos para leer en línea o bajarlos e imprimirlos. No, ya no tienen excusa que justifique esa enfermedad que se llama ignorancia o dicen como el dicho aquel “La cultura me persigue, pero yo soy más rápido”.
“Muchachos, disculpen mi atrevimiento, mi osadía para escribirles estas palabras, pero lo que quiero es convencerlos de que la lectura es un hábito a desarrollar del que no se van a arrepentir nunca y que siempre les va a proporcionar satisfacciones y beneficios, porque los va a hacer mejores, si ya son excelentes estudiantes, razón para felicitarlos y congratularnos ampliamente, si se hacen ávidos lectores, si se sumergen en ese océano de posibilidades que les ofrece la literatura universal, seguramente se convertirán en hombres ilustres, en humanistas notables, pero no por la publicidad, sino por su sabiduría.
“Hoy les regalo esta muestra de la literatura de un hombre, Julio Verne, quien además de ser un genio, escribió a muy temprana edad; de ser muy prolijo, con más de un centenar de creaciones literarias; fue un hombre que se adelantó a su tiempo, que imaginó el viaje en globo o en avión, cuando aún no se desarrollaba la tecnología para hacerlo o que se sumergió en las profundidades del océano –en Veinte mil leguas de viaje submarino- cuando no existía la más remota posibilidad real de hacerlo.
“Disfruten su lectura y ojalá estas palabras sirvan para convencerlos de que tan útil puede ser que se conviertan en ávidos lectores”

Publicado el 25 de julio de 2008
En el periódico El comentario
Colima, Colima.

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