jueves, 7 de enero de 2010

Historia-4

Mejorar la educación

Por Daniel Peláez Carmona


Hace unos días con motivo de una invitación que me hicieron mis alumnos a un programa de radio en la llamada Hora Permitida en la estación de la Universidad de Colima Universo FM, de la que son responsables de su producción y conducción, y como se iba a tratar el tema de la pérdida de los valores patrios por parte de los mexicanos, llevé a cabo un ejercicio a través de un cuestionario con un grupo de jóvenes estudiantes del nivel superior.
El ejercicio consistía en medir el conocimiento que los muchachos tienen de los personajes y las fechas relacionadas con la Independencia de México. Los resultados son verdaderamente alarmantes, porque ponen de manifiesto el gran desconocimiento que existe por parte de nuestra juventud, y no estamos hablando de quienes no han ido a la escuela o quienes tienen niveles elementales de estudios, sino de quienes ya han transcurrido cuando menos 12 años –sin contar el preescolar- de estancia en las aulas, donde han recibido información y formación propedéutica y que tiene que ver con áreas elementales del conocimiento, entre ellas la de Historia de México.
La mayoría de los muchachos que respondieron el cuestionario tiene conocimiento de que el inicio de la lucha por la Independencia fue el 16 de septiembre; que el iniciador de la misma y llamado Padre de la Patria fue don Miguel Hidalgo y Costilla y que la Corregidora de Querétaro se llamaba Josefa Ortiz de Domínguez. Pero de ahí, la inmensa mayoría manifestó no conocer ni siquiera el nombre de José María Morelos, Vicente Guerrero, Ignacio Allende, Ignacio Aldama; También una absoluta mayoría desconoce que la consumación de la Independencia la llevaron a cabo Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide y que fue el 27 de septiembre de 1821. Hay quienes incluso confunden los acontecimientos relacionados con la Independencia de México con los de la guerra con Estados Unidos, en la que participaron los Niños Héroes y hasta con los de la Revolución Mexicana que fueron un siglo después, en 1910.
En el mismo programa en el que participé, los conductores hicieron alusión a que un compañero hizo otro ejercicio consistente en presentar a los ojos de niños quinto y sexto de primaria la imagen del cura Hidalgo y por otra, la de el “hombre araña”; de 25 niños entrevistados , sólo uno respondió acertadamente que se trataba del héroe de la independencia, pero la totalidad de inmediato identificó a spiderman, además la respuesta era así, en inglés.
La situación lamentable que comento respecto al conocimiento que nuestros niños y jóvenes tienen de la historia de México ponen en entredicho no sólo el nivel educativo que han alcanzado nuestros escolares, sino también la preocupación que las familias ponen en la formación de los hijos para estar pendientes de los conocimientos que están adquiriendo; demuestra el poder y la influencia que tienen los medios masivos de comunicación para incrustar en la mente de los potenciales clientes, las imágenes de personajes que nada tienen que ver con nuestra idiosincrasia, pero que sí son un gran negocio para las distintas empresas que las promueven.
Pero lo más grave es que se pone en entredicho también la enseñanza que se imparte en el sistema educativo nacional, que como ya se ha publicado y se ha referido en incontables ocasiones en los medios, no nos ha dejado bien parados en las evaluaciones que se han realizado a nivel internacional.
Por eso, cuando en alguna de mis colaboraciones señalaba que hasta qué punto las celebraciones realizadas en estas fechas de septiembre, que parecieran que muestran un alto nivel de nacionalismo o de patriotismo entre los mexicanos, sólo es producto de, por un lado las celebraciones oficiales que nos obligan a asistir a los actos; y la propaganda que incita a la celebración, pero más ligada al consumo que a la conciencia de un acto de nacionalismo arraigado.
No se puede amar lo que no se conoce, no se puede tener un nacionalismo o un patriotismo arraigado, cuando no conocemos nuestras raíces, nuestra historia, nuestros orígenes. Por eso, es hora, sí, de una profunda reflexión acerca de cómo se está enseñando la historia en las aulas de todos los niveles en donde los programas están establecidos, para reorientar el rumbo y lograr que nuestros estudiantes amen a su país, a su patria, pero con la convicción que da el conocimiento profundo de su desarrollo a lo largo del tiempo.

Publicado el 28 de septiembre de 2005

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