jueves, 7 de enero de 2010

Español-1

Lectura para defender al español

Para mis dos o tres lectores que tengan la osadía de pasar su mirada por estas líneas, no crean que se trata de un escrito para defender al indefendible presidente español José María Aznar, quien se sumó a la alianza anglo-norteamericana para agredir militarmente a Irak y compartir responsabilidades en la masacre de civiles, aunque no el botín, como han señalado algunos de sus críticos.
No, nada más lejos de eso. A lo mejor mi falta de invectiva me llevó a poner un título así a las ideas que desde mi época de estudiante universitario han saltado a mi conciencia acerca de la necesidad de poner un dique a la deformación y reducción del idioma español, producto de los embates de la “cultura” de los medios electrónicos de comunicación y de la invasión del inglés. Desde ese tiempo también me atreví a publicar un intento de análisis al que nombré "En defensa del español" que apareció en una primera etapa del suplemento cultural Andante, aparecido en estas mismas páginas y que por ahí guardo entre mis preciados recuerdos.
Y la inquietud de volver al tema me ha nacido luego de haberme encontrado un tesoro editorial y que desde la lectura de sus primeras páginas me ha parecido una especie de manifiesto literario, creativo, en favor del idioma español, del que orgullosamente -cuando menos así lo siento yo- somos hablantes los iberoamericanos y del que pocos tenemos conciencia de su adulteración y pérdida paulatina. La identificación plena con el autor de este texto, me convocó a recomendar su lectura inmediata para aquellos que aprecian todavía el arte del buen decir, de la galanura del idioma español.
El libro se llama Defensa apasionada del idioma español (México, Editorial Taurus, 2002) y lo escribió el periodista hispano Alex Grijelmo, redactor jefe del diario El País y responsable de su libro de estilo. En 1997, la misma editorial le publicó el libro El estilo del periodista y ha pronunciado conferencias sobre el lenguaje en España y América Latina.
En el apartado inicial que el autor ha titulado "Una lengua en deterioro" y a manera de introducción, señala, "Hoy todo parece evolucionar en contra de la expresión eficaz y de lo que significa... Nunca como ahora se ha producido esa mezcla de complejos y de desidia entre nosotros, jamás nuestros comercios habían proclamado tanta palabra extraña para atraer a los propios, jamás la educación lingüística ha recibido menos atención. Y, sobre todo, nunca hasta ahora los fenómenos de deterioro de la lengua habían contado con el acelerador de partículas que forman los descomunales medios de comunicación y la ya gigantesca red informática."
Y añade, "Ahora los nuevos periodistas llegan a los medios informativos con una cultura más audiovisual que literaria. Los avances tecnológicos incorporan otros idiomas que se mezclan con el nuestro (no tienen nada de malo esas lenguas, como nada tienen de malo el agua y el vino siempre que nos permitan beberlos por separado). El vocabulario de las personas se reduce paulatinamente, lo que redunda en que también disminuyan sus ideas".
Y para apuntalar sus ideas, señala, "ha dicho el escritor Francisco Ayala: La costumbre de recibir información a través del televisor está apartando a mucha gente de la práctica de la lectura, pero no menos cierto es que la pérdida del hábito de leer, a que la invasora información audiovisual induce, tiene por efecto la atrofia de las capacidades imaginativas y de las capacidades raciocinantes. Las nociones absorbidas por la vista, acompañadas o no de un mensaje auditivo, tienen un carácter sensorial directo y tienden a provocar en el sujeto una reacción inmediata, quizá mecánica e irreflexiva, en contraste con las nociones adquiridas a través de la escritura, que exigen elaboración mental por parte del lector, activando así sus potencias discursivas, estimulando su conciencia crítica y obligándole a transformar en imágenes de propia creación los signos del lenguaje"
Los subrayados son de quien esto escribe y tienen la finalidad de destacar lo que para muchos es un lugar común, pero que pocos toman conciencia del hecho y muchos menos los que se preocupan en serio por evitarlo. La lectura se está convirtiendo en una actividad soslayada por la mayoría de estudiantes de todos los niveles, incluidos los de profesional y posgrado y los lectores, diría un escritor, en una especie en extinción.
Y si los lectores apasionados de la literatura universal y principalmente hispanoamericana se están reduciendo en forma incontenible a una mínima expresión, ya no habrá quien defienda en forma también apasionada al idioma de Cervantes, al español. Urge convocar a una cruzada en defensa de nuestra lengua, y urge contribuir a que el número de lectores se multiplique. ¡Gracias, Alex Grijelmo, por tomar la batuta!
Publicado en el Comentario en abril de 2003

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